¡MIRA! AHORA VEREMOS LAS FRUTAS.
Tips para los padres de familia
¿Cómo lograr que coman fruta?A veces, los niños se muestran reacios a comer fruta, o al menos ciertos tipos de ellas que les resultan menos agradables y más difíciles de comer, como las manzanas o las naranjas. Sin embargo, es esencial que consuman todo tipo de frutas, ya que cada una aporta diferentes propiedades.
- Comienza el día con frutas. Incluir fruta en el desayuno hace que éste sea más completo. Un zumo de naranja, unas rodajas de plátano o de pera darán un enérgico y delicioso comienzo al día, y le ofrecerán además una cantidad alta de fibra, más vitaminas y minerales y nada de grasa.
- La fruta siempre a mano. Coloca las frutas en un cuenco sobre el mostrador de la cocina. Asegúrate de que las frutas estén claramente visibles cuando abran el refrigerador. Si las ven, es más probable que las coman.
- Haced la compra juntos. Llévatelo al mercado a comprar para que vea la variedad de frutas que hay y pueda elegir él las que más le gusten.
- Cocina con él. Cuando prepares la comida pide su ayuda, se acostumbrará a realizar tareas de la casa y verá lo divertido que puede resultar hacer una macedonia o un batido de frutas.
- La fruta, también de acompañamiento. En vez de poner siempre patatas fritas, varía el acompañamiento de las carnes y los pescados, puedes hacer compota de manzana, pechuga de pavo con piña, pavo a la naranja, etc.
- Cambia su presentación. La fruta pelada y partida en trozos todos los días se le puede hacer aburrida. Para que no se canse de tomar fruta, prueba a presentarla en una brocheta con frutas variadas, realizar un dibujo con varios trozos de fruta, hacer batidos decorados con pajitas de colores… ¡Échale imaginación!
¡LAS VERDURAS!
¿por que a los niños no les gustan las verduras?
Un grupo de investigadores de la universidad de Granada ha dado con la solución. El estudio apuntan a que el sabor amargo del calcio, muy presente en verduras como las espinacas y acelgas, la col, la cebolla, el cardo o el brócoli, puede ser un factor sensorial que influye muy negativamente en el consumo infantil. Por eso, es fundamental tener un poco de picardía y maña para cocinarlas de forma atractiva y saber combinarlas con salsas, lácteos, tomate y otros ingredientes que enmascaren el sabor amargo que suelen rechazar los niños.